Loengry

Blog personal sobre vida, amor y mucho más.

Category: Amor y desamor

  • El amor tiene tu nombre
    al recordar cada beso por la noche,
    donde nuestros labios se quemaban
    al borde del derroche.

    La pasión tiene tu nombre
    cuando tu lengua me tocaba,
    donde la magia existía
    y su calor nos mojaba.

    El tiempo tiene tu nombre
    cuando deteníamos los segundos,
    donde las horas no existían
    y morían los minutos.

    La confianza tiene tu nombre
    al querer no sentir miedo,
    donde la seguridad importaba
    mas que cualquier sentimiento.

    El valor tiene tu nombre
    cuando yo te di el mío,
    cuando creaste de la nada el tuyo
    y juntos los dos, fueron uno.

    La decepción tiene tu nombre
    cuando te fuiste buscando algo nuevo,
    teniendo todo en tus manos
    tiraste todo lo que yo anhelo.

    El desorden tiene tu nombre
    al recordar tus promesas sin cumplir,
    yendote con otro hombre
    me diste cien mil nuevas formas de sufrir.

    El amor tiene tu nombre
    escrito en otras manos,
    brillando en otros ojos,
    durmiendo en otros brazos.

    La pasión tiene tu nombre
    tocando el cielo como lo aprendiste de mí,
    mordiendo sus orejas y haciéndolo sentir
    todo aquello que con vos viví.

    El tiempo tiene tu nombre
    cuando el pensmiento se congela,
    cuando tus ojos en mis ojos veo,
    cuando tu recuerdo en mi piel se queda.

    La confianza tiene tu nombre
    al querer no volver a sentir miedo,
    donde mi seguridad importa
    y esperar volver contigo me importa un bledo.

     

  • Tus palabras no se las llevó el viento. Se han quedado en mi corazón y en mi pecho. En mi memoria, en mi piel y en mis ojos eternos. Tus palabras en mi recuerdo.

    Tus palabras no se borran con el tiempo. Crean heridas tan profundo allá en mis huesos, cambiando todo lo que yo siento por dentro. Tus palabras hasta mis tuétanos, creando estupidez en mi reflejo.

    Y yo sé que un día sanarán. Me duelen hasta matar cada recuerdo de tu ser en mí. Y también sé que se quedarán visibles en mi piel recordándome siempre que salió mal…

    Y cuánto dolió, me arrancó a pedacitos el alma, se ha llevado todas las fuerzas que yo andaba. Me tiró sobre el suelo y se olvidó de quién fui yo. Tú orgullo, sí tu orgullo, me mató.

    Tus palabras no se reemplazan con otras. Hacen eco en mi mirada y me acarician el cuerpo. Tus palabras besando mi cuello, dejando rastro en mi rostro. Tomando mi amor por la fuerza, olvidando mi bondad.

    Tus palabras no se olvidan en el silencio. Ellas gritan en la oscuridad y se burlan de mi soledad. Tus palabras crean promesas vanas y hacen que yo rompa las mías. Tus palabras no son como las espinas, no son parte de una linda rosa. No se aceptan por quienes son, no son dignas. Las espinas las amo, tus palabras no.

    Tus palabras no se alejan de mi alma. Se encargaron de hacerme creer que me pertenecían y que yo les pertenecía. Tus palabras pintaron de colores mis oídos, mordieron mis labios e hicieron utopía en mi casa, se colaron en mi cuarto y abrazaron las paredes. Tus palabras hoy no se van, quise enterrarlas sabiendo que siempre revivirán.

    Tus palabras, esas tus palabras de amor.

  • Quisiera ser el aire, que puede rozar tus labios y tocar suavemente tu piel. Que puede ir, venir y llegar hasta donde estés. Que llena tu rostro de alegría y frescura cada mañana. Quisiera ser el aire que puede colarse entre tus manos sin pedir permiso y sin miedo a ser rechazado.

    Quisiera ser el sol, que puede llegar tan profundo en tu piel. Que puede salir, esconderse e ilumnar cada día de tu vida. Que quema tu rostro y le da un poco de color en cada temporada. Quisiera ser el sol que puede colarse entre tu ventana y posarse sobre tus sábanas blancas en un día de verano.

    Quisiera ser la lluvia, que puede llegar cuando quiera. Que puede caer, mojar y salpicar tus piernas. Que destila sobre tu cabello y lo hidrata. Que te abraza fuerte en cada tarde de invierno. Quisiera ser la lluvia que puede colarse entre tus zapatos y sentir tus dedos que han caminado con miedo.

    Quisiera ser la luna, que puede alegrar tu mirada en cada noche. Que puede asomarse, brillar y hacer más romanticas tus citas por el barrio. Que te ensueña y te llena de deseos de amar cuando así lo quiere. Quisiera ser la luna que puede colarse por las rendijas de tu casa y te acaricia mientras dormís.

    Quisiera ser tu cama, que puede hacerte descansar todos los días. Que puede sostener, abrazar y rozar tu espalda cansada. Que cuenta la historia que un día tuvimos allí y que muero por repetirla. Quisiera ser tu cama que puede colarse entre todo tu cuerpo y sentirte totalmente en tu desnudez.

    Quisiera ser tu primer amor, quisiera ser el unico para siempre. Quien puede hacerte olvidar el pasado, vivir el presente y construir el futuro. Quien olvida, perdona tus errores y se fija en tus destrezas. Quisiera ser tu amor, el de siempre, el que nunca se fue y el que nunca se refugió en otros brazos. Ése, así, es el amor que siento por vos y hoy no quisiera estar lejos, pero vos sí lo querés.

     

     

    Quisiera que quisieras ser mi aire para respirarte cada día.

    Quisiera que quisieras ser mi sol para verte en cada mañana al abrir mis ojos y seás lo primero, en el día, que yo mire.

    Quisiera que quisieras ser mi lluvia para mojarme en tus brazos y piel.

    Quisiera que quisieras ser mi luna para verte en todas mis noches, darte el beso de buenas noches y que seás lo último, en el día, que yo mire.

    Quisiera que quisieras ser mi cama y entregarte todo mi cuerpo en desnudez.

     

    Quisiera que quisieras ser mi primer y único amor para siempre. Quien puede hacerme olvidar tu pasado, vivirte en el presente y construir juntos el futuro. Quisiera que quisieras ser quien olvida, perdona mis errores y se fija en mis virtudes. Quisiera que quisieras ser mi amor, el de siempre, el que nunca se fue y el que nunca se refugió en otros brazos, así lo hubiese querido. Ése, así… quisiera que quisieras sentir el mismo amor por mí y hoy no estar lejos, pero vos así lo querés. Quisiera que quisieras, pero no querés.

     

     

    Quisiera que quisieras todo conmigo

  • ¿Creés que es necesario cambiar tu personalidad completamente por alguien a quien amás y te pide cosas que no sos? Yo soy de los que piensa que las personas se enamoran de quien sos. De lo que se transmitís, lo que se llevan de la primera impresión, pero a medida que pasa el tiempo van saliendo características que no conocemos de la persona en cuestión.

    Es allí en donde entran los apuros y las diferencias en las relaciones interpersonales. Donde entra en juego el orgullo de cada quien, la paciencia y muchas cosas más.

    De nuevo, ¿Cambiarías todo por amor? ¿Dejarías de ser por alguien que te lo pide? Mi respuesta es que sí y que no. Hay un equilibrio, como todo en la vida. Muchas de tus características son tu esencia. Pero algunas comportamientos pueden ser nocivos hasta para vos mismo. Entonces lo ideal sería ir identificando esas actitudes y patrones que no podrían fluir en una relación.

    Ahora bien, existen los excesos. Y si alguien que dice amarte te exige mucho ciertas cosas que no sos, que no tenés o que no sabés hacer, pues eso no es amor. Eso es querer. Querer llenar sus expectativas y vacíos sentimentales. La persona que te ama, acepta tus errores, te señala los comportamientos nocivos y te ayuda a corregirlos en el camino con paciencia, entendimiento y sobre todo amor.. Porque esa persona estará esperando la mejor versión de vos cada día. Y así vos esperarás de ella su mejor versión.

    Se corrige con amor, se señala con amor. Se enseña y se espera. Se tiene paciencia y planes para los cambios. Ambos cambian, ambos deben dejar su vida por la otra, ambos se pertenecen, ambos se enseñan. Pero más importante, ambos deberían amarse.

    Para vos,

    ¡Te amo!

  • 201 días duró nuestro amor

    Ninguno de los dos arriesgó más. Yo no demostré bien mi amor, él no supo esperar más. ¿Dónde quedaron sus promesas? ¿Las mías? ¿Su paciencia? ¿Mis detalles? Lo acepto, me equivoqué por mucho tiempo. Pero no me equivoqué 201 días. ¿De verdad que nunca fue felíz conmigo? Pensé que hacerlo reir, darle mi tiempo, mi casa, mi atención, mis días, mi apoyo en sus proyectos fue suficiente.

    Claro, faltaron más rosas y cartas. Le di chocolates, pero caricias con miedo a veces. Era cuestión de entendernos y yo lo hice… Aún no me acostumbro a olvidarlo. Creo que lo esperaré hasta al fin. ¿Lo amé lo suficiente? Eso que importa ya, ya no queda nada de su lado. Mis palabras, lo que pudo ser, pero fui evaluado en 201 días y no lo juzgo. Cada quien tiene sus propias métricas y creo que hubiese bastado menos tiempo para saber que no fui suficiente para él. Nunca lo fui.

    Sus errores los amé, acepté su alegoría. Aún llevo conmigo su intensidad y poca paciencia conmigo. Eso hace el amor verdadero, cargar aún con nuestros errores. Errores que no se repetirán en el tiempo. Pero ahora no necesito más nada ya que su amor inmenso me ha iluminado. Si me creeyera una vez más, nos daríamos cuenta que no acabaremos más.

    Mi pensamiento no depende de mi cuerpo. Ellos han hecho conmigo lo que han querido esos 201 días. Mi esperanza me dice que hay mucho entre los dos. Desearía que él también quiera vivirme, luchar por aún más y que sintamos lo que llevamos por dentro. Pero más que todo desearía que creyera en mí, esta vez y todas por venir. Sin embargo su corazón aún guarda esos 201 días en los que dice que nunca fue feliz. 201 días de rencor. ¿Entonces por qué no paró al día dos? “Nunca”, significa desde el día que nos conocimos.

    No fue mi personalidad, ni por lo que transmití aquel 05 de noviembre. Fue su ideal, de otra persona sobre mí. Fueron 201 días en los que luché, primero en mi personalidad y segundo en crearnos una nueva. Pero no fue suficiente, no hubo reconocimiento a los intentos. No lo juzgo, él también estaba luchando, pero se cansó… Antes de tiempo o no, eso no lo sé.

    Hoy solo quiero reencontrarme con todas las cosas que dejé botadas mucho antes de conocerle, como la escritura por ejemplo. Ahora tengo muchas más emociones y motivaciones para hacerlo. 201 días que me dieron una historia más para contar y dar conocer y que todos también puedan enamorarse de la vida, el amor y de otras personas.

    201 días en los cuales querré escribir sobre un nosotros que ya no es. Ahora serán 201 lágrimas por día, por hora o por minuto. Hoy no son 201, son 254.

    Retrato de un chico joven blanco con lagrimas de colores
    Foto por Christian Sterk

     

    Lo sigo amando, aunque parezca tonto. El corazón no sabe detener esos sentimientos. La mente sí, pero después de estos 254 días aún mi mente no sabe cómo. Han pasado 53 días en los que todo mi cuerpo, toda mi alma, todo mi espirítu y todo mi corazón aún no saben como dejar su imagen atrás. No quiero que piense que me muero por él, aún sigo vivo sí, pero con un gran vacío dentro de mí. Y sé que el tiempo lo cura todo, ya de eso es muy trillado decirlo, pero sí. Poco a poco mi casa se irá llenando con otros recuerdos, otras historias, otras sonrisas y posiblemente otros amores. Tal vez menos de 201 días, o más, qué se yo. De hoy solo me preocupo, ya mañana traerá su propia desdicha.

    Que sea muy feliz, que pueda tener más de 201 días y que pueda encontrar su felicidad donde sea, ya que yo no fui suficiente para darsela aunque yo ya era muy feliz.

  • Hoy me duele mucho el alma y corazón y jamás nunca pensé escribir sobre ello. Hoy me doy cuenta que no supe amar. Hoy más que nunca me odio por no saber hacerlo.

    ¿Qué tan díficil podría ser entregarse a alguien que te ama? Cuando no se sabe amar no hay entrega. Para mí el principio del amor es la entrega de sí mismo. Dejarlo todo, lo que se es y se quiere, lo que se gusta y se toma por asentado. Entregarse es mucho más que dar tu personalidad, es construir una completamente nueva al lado de esa persona.

    Yo no supe entregarme y hoy lo lamento. Con tristeza, soledad y lágrimas. Con dolor en el alma y corazón; con el espíritu vacío.

    Es que el amor es sufrido y quien no ha sufrido por amor no ha amado.

    Pues yo hoy estoy sufriendo y lo que no estoy seguro es si es por amor, estoy sufriendo por mi error de no haber sabido entregarme. Hoy me duele el alma y corazón. Hoy no me siento tan vivo como antes. Hoy la sonrisa no abunda en mi rostro. Hoy mis ojos no brillan.

    ¿Será que sigo luchando por alguien que ya no desea estar más a mi lado? ¿Será que puedo reconquistar con magia todo aquello que dejé perder por no amar lo suficiente? ¿Será que sucederá?

    Hoy me levanté preparado para el duelo, y eso parece al creer que voy a luchar y que se puede lograr; pero no es cierto, no estoy preparado para dejar olvidar. Aunque suena a historia de amor con final feliz, nunca las historias terminan así. O tal vez sí, tal vez en un par de años podamos estar contando esta historia y ver este amargo rato como eso, un amargo rato que nos hizo creer y crecer más en nuestro amor.

    ¿O será mejor prepararme para la segunda etapa de este duelo? No quiero que se vaya de mi vida. Estoy amando demasiado y no estar a su lado me duele en el alma y corazón.

    Ojalá este relato llegue a sus ojos, a su alma y corazón. Ojalá púdiera leer estas palabras y seguir sintiendo amor por mí, recordando todo lo lindo y bueno que pasamos, pero no solo eso, sino que también quiera luchar esta vida conmigo.

    Yo no quiero rendirme aunque todo a mi alrededor parezca que eso es lo que debería hacer. Con lo poquito de amor que le queda en su adentro podemos comenzar de nuevo. Escribiendo un día uno después de todos estos meses.

    ¿Acaso no le duele el alma y corazón? ¿Acaso el dolor es solo mío? Ojalá sus ojos pudieran ver estas palabras y le hagan querer estar aquí conmigo, con mi alma y corazón juntos a los suyos.

    ¡Te amo!

     

  • Cada yema de sus dedos era perfecta para mi piel. Cada susurro, cada roce y cómo nos comíamos las orejas juntos, parecían miel. ¡Cuánta sensación entre sonrisas! Sus costillas en lo oscuro, las mías, nuestros oblicuos.

    No había tiempo entre nosotros. No existían las excusas, no se había creado un no, queríamos explorarlo todo. Y lo hicimos. ¡Cuánta benignidad en los intentos! Sus dotes, mi magia, nuestra riqueza.

    Su lengua y sus labios, los míos sobre su espalda, sus pecas en sus hombros y yo moría en su cuello. Sus caricias eran irresistibles para mí y las deseaba cada día un poco más. ¡Cuánto deseo! Su encía, mis dientes, nuestra saliva.

     

    Mi cuerpo no podía con tanto desvelo de pasión.

     

    Su creatividad hacía que yo me desbordara de deseo en pedirle siempre más. Sus nalgas, yo sumergido en su trasero y él en el mío. Cada espacio entre mis piernas fue explorado por él. Beso tras beso, una mordida, mi perineo. ¡Cuánta imaginación! Su pene y el mío.

    Mis manos sobre su pelo negro y suave. Su rostro sobre mi pelvis, sus ojos color miel que me miraban con tanta inocencia en un acto tan lleno de pureza y simplicidad. ¡Cuánta inocencia! La suya, la mía, la nuestra.

    Dos cuerpos, dos almas, dos espíritus que se encontraban en la sencillez de sus desnudeces. Donde no importaban las imperfecciones, ni mucho menos las historias pasadas, los lunares y las verrugas, sólo bastaba con mirarnos y decirnos todo entre reojo. La calma y quietud, los ataques de ternura, derroche y pasión. ¡Cuánta verdad! Mi casa, el baño, la cocina, el sillón.

    Éramos nosotros, uno solo en mi habitación, él y yo bañados en sudor, el suyo, el mío y no había diferencia. Cuánta igualdad en cada gota, rasguño y gemido. Éramos iguales, pecho a pecho. ¡Cuánta agitación! Sus miedos, los míos, nuestro furor.

    Éramos sexo, éramos pasión, deseo y riqueza, sinceridad con grandeza, y destellos de emoción, pero sobre todo, convergíamos en amor. Éramos mezcla, solución homogénea, oración perfecta. Enlace permanente, un solo nudo. ¡Cuánta atracción! Sus ganas, mis deseos. Éramos uno.

    ¡Cuán hermoso era sentir un órgasmo tomados de las manos!

    Arañándonos los brazos por donde antes habían pasado nuestras lenguas y labios, por donde antes nuestros dientes habían dejado marcas de prosperidad. Desde su muñeca hasta mis dedos, no queríamos acabar. ¡Cuánta firmeza! Su estadía, mi intrepidez, nuestra osadía.

    Cuánta belleza se podía notar en tan solo una noche pequeña llena de actos precisos, y de miradas correctas. Palabras concisas, besos perfectos y sonrisas. ¡Cuánta alegría! Su encanto, mi comedia, nuestra locura.

    No era solo él, también era yo. Era una conexión viva entre los dos. Y cada día que lo volvía a ver mi alma se desprendía de mí, para salir tras la suya y decirle, soy tuyo por siempre, vos mío para siempre. Te amo, también yo, nos amamos. ¡Cuánta ilusión! Su alegoría, mi desdicha, nuestra historia de vida.

  • Adelante, es hora de besar mis labios. Es tu turno de erizar más que mi piel. Es tu turno de llevarme a las nubes volando sobre tu pecho que destila pasión. Es tu turno de tocarme el alma con una dulce mirada y de recorrerme el cuerpo con ella misma.

    Adelante, es hora de besar mi cuello, de arañarme la espalda y de meterte entre mis costillas. Es hora de rozar nuestra piel húmeda y erótica, es hora de hacernos una sola carne, de sudar y de reír, y por qué no, hasta de llorar. Hacerlo como si no hubiera un mañana; es hora de volvernos locos sin importar lo que se puede desprender de nuestra locura. Es hora de encerrarnos en el cuerpo del otro para nunca olvidar a quien pertenecemos.

    Adelante, es hora de bailar entre rosas rojas que huelen a verano, de mirarnos desnudos sin ninguna pena sino con la mayor atracción del mundo. Es tiempo de hacer fuego en nuestras manos, de enamorar tus piernas con mis dedos, de que cada hebra de tu cabello se pose sobre mi pecho y de besarte hasta el alma. Es tiempo de mirar más allá de nuestros corazones, de conocernos más que nuestros propios espíritus, de llevar las penas juntas en armonía hacia la cumbre del amor.

    Adelante, es tiempo de sentir más que pasión en tan solo una noche. No hay nada mejor que vivir los dos completamente abrazados en la desnudez del otro, sintiendo los fuertes latidos, mirándonos con largas miradas que parecen no terminar inclusive al cerrar los ojos… No hay nada mejor que escuchar entre las ventanas un dulce piano en la tranquilidad de la madrugada, mientras me amas más de lo que puedo amarme a mí mismo.

    Adelante, es tiempo de vivir una eternidad teniendo tu cabeza sobre mi pecho, respirando el mismo aire, sintiendo ese deseo de protección mutua. Nada para redargüir, nada para olvidar, sino todo necesita ser recordado. Vos y yo como nunca antes hemos sido.

    Adelante, es hora de besarte con lengua.