Tus palabras no se las llevó el viento. Se han quedado en mi corazón y en mi pecho. En mi memoria, en mi piel y en mis ojos eternos. Tus palabras en mi recuerdo.
Tus palabras no se borran con el tiempo. Crean heridas tan profundo allá en mis huesos, cambiando todo lo que yo siento por dentro. Tus palabras hasta mis tuétanos, creando estupidez en mi reflejo.
Y yo sé que un día sanarán. Me duelen hasta matar cada recuerdo de tu ser en mí. Y también sé que se quedarán visibles en mi piel recordándome siempre que salió mal…
Y cuánto dolió, me arrancó a pedacitos el alma, se ha llevado todas las fuerzas que yo andaba. Me tiró sobre el suelo y se olvidó de quién fui yo. Tú orgullo, sí tu orgullo, me mató.
Tus palabras no se reemplazan con otras. Hacen eco en mi mirada y me acarician el cuerpo. Tus palabras besando mi cuello, dejando rastro en mi rostro. Tomando mi amor por la fuerza, olvidando mi bondad.
Tus palabras no se olvidan en el silencio. Ellas gritan en la oscuridad y se burlan de mi soledad. Tus palabras crean promesas vanas y hacen que yo rompa las mías. Tus palabras no son como las espinas, no son parte de una linda rosa. No se aceptan por quienes son, no son dignas. Las espinas las amo, tus palabras no.
Tus palabras no se alejan de mi alma. Se encargaron de hacerme creer que me pertenecían y que yo les pertenecía. Tus palabras pintaron de colores mis oídos, mordieron mis labios e hicieron utopía en mi casa, se colaron en mi cuarto y abrazaron las paredes. Tus palabras hoy no se van, quise enterrarlas sabiendo que siempre revivirán.
Tus palabras, esas tus palabras de amor.